lunes, 4 de julio de 2011

El día en que..

El día que te merezca seré una persona increíble. El día que te merezca seré, de lo bueno, lo mejor. Me admirarás casi tanto como yo te admiro, me envidiarás casi tanto como yo a ti hoy. Todo eso el día que te merezca, todo eso el día que tú me te merezcas algo como yo.
El día que te merezca habré hecho tanto por ti como lo que tú has hecho por mí. Poner cara de que estás conmigo cuando nadie más lo sabe. Y ponerla hasta partírtela si hace falta por cualquier tontería indefinible que se me caiga la boca. Hacer ver que tengo razón aun cuando hace rato que me la quitan de las manos. Nuestra amistad por fin dará balance cero, pero un cero con muchos unos a su izquierda y bien relleno de aparentes sobras, como todo buen relleno.
Y es que el día que te merezca, al resto del mundo que le den.
Esta sensación de no llamarte ni oírte lo suficiente ni verte lo suficiente no creo que desaparezca, pero como mínimo tendré claro que a ti también te compensa.
Ya sé que nada cambiará demasiado por tu parte el día que te merezca. Seguirás sin exigir tu cambio, como hasta ahora. Seguirás al otro lado de mis cosas, como hasta siempre. Con la distancia prudencial del que viaja el trayecto por el carril de al lado, exactamente a la misma velocidad, seguramente hacia cualquier destino menos el mío. Pero mira, igual para entonces ya me siento mejor, por estar dando a la altura de lo que llevo recibiendo durante todo este tiempo.
Mientras tanto, tendrás que conformarte con lo que hay. Mientras tanto, tendrás que perdonarme si sigo siendo fecha en tu calendario, inversión al cero por cientos de intereses, llamada perdida de tanto en tanto que te recuerda que tenemos que quedar, y ese encuentro esporádico con todas las garantías de poder retomar las cosas justo en el punto donde las dejamos.
Ahora que lo pienso, es difícil que llegue el día que te merezca.
El día que te merezca...
El día que te merezca, te llamaré.

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